Si no fueran tantas veces que cielos rotos te han acompañado. Si menos nubes contasen tiradas por los restos de tu espejo. Si no hubieses tirado los límites cogidos por tus manos.

Le hiciste un puente al tiempo. Se acabó. La grieta de tus pasos pasó del tiempo al puente. No llegaste al otro lado. No viste en ti el reflejo idéntico del cielo incluso en la tormenta.

A cambio te has perdido. La ira vomitada. Las nubes de tu espejo hecho pedazos. Si con decirte esto hubieses dejado de mirar las barandillas grises…

La mochila se cierra te marchas otra vez acompaña tu cuerpo un cuerpo tan despacio

intento tras intento sin forma de encontrar la forma de encontrarte.